Master Hare
El muchacho azul
No marchitéis la rosa
Miras
la tarde oscura como un vuelo de pájaros
ebrios
de negritud y muerte errante.
Te
invade una letal melancolía
y
reniegas del mundo porque se ha convertido
en
un lago de cuervos que parecieron cisnes.
Todo
es desolación.
Pero
mira la infancia: su rostro cenital,
su
mano orientadora, su perfecto
paraíso
desnudo de maldades,
su
retrato gozoso del origen.
Mira
la aristocracia
de
su fragilidad, el breve
universo
infinito que expande el corazón
hacia
la excelsitud de la pureza,
límpida
como un cuarzo primigenio
que
burila el diamante.
¿No
es la infancia la tierra prometida
y
encontrada? La infancia es el país
de
la felicidad, el traje azul
de
la genuinidad. Luego los cuervos
grajan
desde un trigal los desengaños
y
pudren la belleza.
Pero
ahora
mira
de nuevo la fugaz delicia
de
la creación.
Y no temas ser hombre.
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