Mozart: C. piano nº 21 (Adagio)
Tanto el manriqueño “cualquier tiempo pasado fue mejor” como el “siempre nos quedará parís”, del Humphrey Bogart de “Casablanca”, suponen una visión pesimista de la existencia. Porque el presente es la suma emocional de cuanto hemos vivido y la proyección intelectual de lo que viviremos. Y si recogemos solo el dolor de ayer, o su nostalgia, no estamos cultivando alegría para el mañana.
Ahora bien: igual que en “La persistencia de la memoria”, de Dalí, los recuerdos se derriten y diluyen: se emborronan y nos muestran una vida solo semejante a la que vivimos, no idéntica; dejan de ser espejo de lo que ocurrió y nos presentan otra realidad; transformación esta que puede enajenarnos si no sabemos leer con transparencia los paisajes del tiempo.
Ahora bien: igual que en “La persistencia de la memoria”, de Dalí, los recuerdos se derriten y diluyen: se emborronan y nos muestran una vida solo semejante a la que vivimos, no idéntica; dejan de ser espejo de lo que ocurrió y nos presentan otra realidad; transformación esta que puede enajenarnos si no sabemos leer con transparencia los paisajes del tiempo.