¿Quién negará que aprendió a sentir y expresar el amor según sintió que lo sentían y expresaban Romeo y Julieta o cualquier otro mito literario, imaginístico o cinematográfico? ¿No son más reales y referentes de nuestras vidas que la historia amorosa del vecino? La literatura -el Arte- determina, pues, la vida; y a veces la sustituye.