Purcell: Obertura Dido y Eneas
XXXIX
Nos puede, y dejamos que se
imponga,
una torrentera de abrazos
surfeando los apetitos
inabarcables
del presente que no cesa.
Cuando las bocas galopan
infatigables
esas playas de oro
que nos acarician bajo las
estrellas,
nos deleitamos en los
pliegues de la memoria
hecha certeza y
consumación.
XL
De nuestros cuerpos
vaciándose
recordamos cada mañana
los ardientes cánticos
que fulgían en las miradas
como hierba recién cortada,
embriagando las
confidencias,
envolviéndonos en locos
deseos
más parecidos que nada
a la vida por la que
suspiramos
en los años de extravío.
© José
Luis Campal
(del
poemario inédito Aurora de fulgor)