Pocos poemas son elocuentes.
La mayoría son patéticos.
Y tan peripatéticos que dan ganas de alejarse para siempre del autor.
Solo cuando el silencio es más doloroso que las palabras debe escribirse.
La mayoría son patéticos.
Y tan peripatéticos que dan ganas de alejarse para siempre del autor.
Solo cuando el silencio es más doloroso que las palabras debe escribirse.