Messiaen: La paloma
Hay pocos lectores capacitados para distinguir la buena poesía (o prosa); pero aún son menos los que pueden reconocer la mala poesía. Esto ocurre porque suele leerse en función de un criterio interesado en algo ajeno a la noble sensibilidad: generalmente se lee según el canon de la moda, de lo que hay, la poética preferida por el antólogo, el criterio del editor... : los intereses creados.
El número de lectores encumbra o derriba una obra. Pero si esto es así, los verdaderos bestsellers son los clásicos, que suman más ediciones que las novedades; y solo la facilidad actual para acceder a cualquier título impreso, o imprimirlo, permite que la mala escritura se convierta en literatura multivendida. La imprenta permitió la difusión del libro, pero también inició su degradación al difundir cualquier basura empaquetada en libro.
Sería lógico y bueno que todos nos ejercitáramos en la autocrítica al escribir y al leer. Pero ¿cómo, en un mundo en el que "lo importante es participar" aunque sea para deformar los ideales y practicar el priapismo masturbatorio de la pluma?