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miércoles, 11 de marzo de 2020

Beatus illae...




La voluntad hímnica


HACIA LA LUZ
Este árbol, esta sombra y estos libros
que me procuran placidez y calma
no están hechos para morir; nacieron
al margen de los días para darle
un rostro amable al mundo.
Una hoja ha caído y me reclama
con su fugaz delicia: la contemplo
y el universo me contempla en ella.
Siento desordenadamente
correr el tiempo frágil, que este instante
no será, otra vez, mío.
………………………………..Cede el alba
su luz, y la mañana se apresura
hacia el ocaso.
Como un escalofrío, la tristeza
deja en mis ojos su melancolía.
Yo quisiera olvidar tanto dolor,
morir para matar
este desasosiego:
………………………..y de repente,
rebelde y luminoso,
como si despertase de un gran sueño,
mi corazón se abraza a la existencia,
toco las cosas, vivo.
COMO SI FUERA UN ÉXTASIS
Agoniza la tarde, dulcemente
abrasada en los fuegos del crepúsculo.
Se detienen los pájaros,
y las criaturas buscan en el sueño
la comprensión de su existir, la dicha
de conocer el gran secreto, el rostro
que se oculta detrás del nombre Dios.
Me seducen las sombras: veo en ellas
el cincel de la luz,
la transfiguración de la desdicha.
Entra en mi corazón un rayo oscuro
y todo halla unidad, correspondencia.
En medio de la noche, bajo el claro
fulgor del firmamento,
un enjambre de estrellas me persigue.
AZIMUT
Es ese instante del día
o de la noche en que todo
se desprende de sí mismo
y la esencia de las cosas
se transfigura en perfume,
tacto, color y sabor,
la música del origen,
rostro, al fin, del gran secreto.
La estrella es aroma; el árbol
alza su luz; las espigas
dibujan sus pentagramas
en el viento; todo es paz.
Divisa el alma el clamor
de la plenitud, abraza
la fugacidad queriendo
retenerla: y cristaliza
la dulce contemplación,
útero y tumba en la noche,
bajo la luz del misterio.












LA EPOPEYA INTERIOR
De tanto seducir el sol los ojos
la luz los enamora.
La oquedad de la mente se ilumina
buscando lasitud en los sentidos.
Hay un sitial sin límites clamando
fronteras eternales, claridad.
La dulce algarabía
suena abisal como un torrente leve,
y la voz escandida
grita hacia adentro su canción:
el cielo
estalla azul sobre los mares,
las antorchas
irradian mansedumbre,
la tristeza
transustancia sus lágrimas,
los pájaros
invaden el instante,
la existencia
se llena de quietud.
POTESTAD
Grita el viento. La noche queda fuera.
Como un notario, apunto las cosas que poseo:
el mar y las estrellas, el horizonte alado
donde el pájaro ondea dibujos invisibles,
la montaña y el bosque,
los libros, las fragancias, el otoño,
la música y el sol,
las palabras azules que transforman el mundo,
la lluvia y su arabesco solitario,
mucha melancolía y un poco de esperanza,
espejos que repiten los anhelos.
La noche queda fuera, o nace en mí.
Anoto algunas cosas como argumento mágico
de que la soledad no existe. 
POR UNA ELEVADA SENDA
Si yo supiera decir
cuanto, sin palabras, dice
mi corazón a las cosas,
al mar y al viento, a la lumbre
de los íntimos sentidos
que me escuchan y responden
como la piedra a la piedra
y el agua al agua, o la luz
al puro ensimismamiento,
mis labios pronunciarían
los secretos y vislumbres
que el alma guarda en la sombra
desde el principio del tiempo
y que tan solo conocen
la flor, el pájaro, el alba,
esos instantes ocultos
como dones misteriosos
en los que se transfigura
el anhelo en realidad,
la claridad en pureza.
Entonces, la clara bruma
del presagio estallaría
como una revelación
en la estancia donde habita
mi ser esperando ser
inmensidad, transparencia.
Y con los ojos cerrados
abiertos hacia la luz,
contemplaría los fuegos
y los glaciares que agitan
el espíritu y lo elevan
allí donde la pluma se detiene.
HACIA EL ORIGEN
Todo está lleno de luz.
El alma bebe en la sombra
manantiales de sosiego,
y se ve a sí misma, clara
efigie de la verdad.
No sé cómo, la pureza
del agua todo lo envuelve
de transparencias. El cuerpo
se diluye. Todo cuanto
era oscuro es claridad.
Descienden, yo no sé cómo,
los cielos hasta mi frente,
y enigmas, esfinges, dudas
desvanecen sus secretos
no sé cómo, se revelan
como un misterio que alumbra
la eternidad: el instante.
El aire estalla en fulgores
y una gélida fragancia
vesperal invade el mundo
de repente, no sé cómo,
mientras la noche ilumina
los ojos, el corazón.
Todo se llena de estrellas
y renace, no sé cómo,
la infancia: la luz perpetua.












INDICIOS EN LA NOCHE
Cuando la noche cae
sobre los corazones
y la ciudad se duerme
en una extraña calma,
siento que el infinito
se derrama en silencio
por calles y veredas,
y los árboles arden
en solitarios éxtasis;
el fuego de la noche
brilla entre las tinieblas
como un cíclope airado
que de pronto encontrase
la paz en sus cenizas;
bajo el himno del cosmos
la claridad inunda
las almas, y las cosas
transfiguran su efigie
hasta encontrar el rostro
de la diafanidad;
el tiempo se detiene
igual que un arcoíris
coronando las sombras
fulgentes; vuela un pájaro
de luz y entra en los ojos
una clarividencia
que vence los misterios.
Así penetra el alma
en la revelación
y cuanto ve conoce
su nombre y su figura
porque el mundo regresa
al alba, al primer día
de la creación.
LA PLENITUD
Por las mañanas, miro el horizonte
nebuloso. Ya el sol
no amanece como antes.
Con sigilosos pasos, una sombra
brillante se me acerca, y es la muerte
que viene a recordarme que mi vida
se despide de mí y me deja solo
frente al umbral.
Me digo entonces que las noches son
presagios y recuerdos
de esa región dormida a la que llego
dolorido y cansado.
Cuántos, antes que yo, miraron tristes
la bruma luminosa
y observaron su horror o su esperanza.
El viento aún guarda aullidos
y plegarias inútiles.
Yo me siento a la orilla de la tarde,
cercano a alguna fuente,
y procuro callar y sonreír
como si fuera a hablar, por fin, conmigo.
DEL ETERNO RETORNO
Cuando llegue el momento en que todo regresa
desde los territorios de la infancia
y la vida parece que va a empezar de nuevo,
abre los ojos, mira
que hiciste lo correcto y que el error
no está en equivocarnos al buscar la verdad,
sino en creer que un día pudimos haber hecho
lo que haría el que somos, ese desconocido
que vamos descubriendo cuanto más se nos muere.
Abre los ojos, mira
que la verdad consiste en aceptar
que vivir es morir en cada instante
en el que renacemos para ser
muerte y resurrección, metamorfosis
definitiva hacia la claridad.
Y que la Muerte solo es otra puerta
en la que abandonamos los recuerdos
para entrar, transparentes, en nosotros.
VISIÓN DEL OTRO LADO
La carne llama a la carne,
y de la carne se engendra
el espíritu, otra carne
transparente, hermosa, clara,
pero carne al fin, materia
indestructible, pulsión
y espasmo de la conciencia.
Bulle en la carne el sonido
de la piedra, el mar, la luz,
como si reverberase
el himno del universo
y sometiese a cadencias
melodiosas el fulgor
de la música escondida
en los anhelos. La lumbre
agazapada en la sombra
de los sentidos eleva
su armonía sideral
y se asoma por los ojos
hasta las cosas, que fulgen
como transfiguraciones
en la claridad del día.
Los cuerpos pierden su forma
y transparentan sus almas.
Todo se alumbra y convierte
en diafanidad. El ser
no tiene contornos, fluye
inmerso en los otros seres,
es río y mar, manantial.
Las palabras abandonan
su decir; ya no hay palabras:
tan sólo conocimiento.
Qué claro prodigio, el ansia
de trascender la materia,
y qué remoto el dolor
de sentirse atado al hueso.
Todos los cuerpos son almas
en peregrinar constante
hacia la clarividencia.

Antonio Gracia es autor de
La estatura del ansia (1975),
Palimpsesto (1980), Los ojos
de la metáfora (1987), Hacia la luz (
1998), Libro de los anhelos (1999), 
Reconstrucción de un diario(2001), 
La epopeya interior (2002), El himno 
en la elegía (2002), Por una elevada senda (2004), Devastaciones, sueños 
(2005), La urdimbre luminosa (2007). 
Su obra está recogida selectivamente en las recopilaciones Fragmentos 
de identidad (Poesía 1968-1983), de 1993, y Fragmentos de inmensidad 
(Poesía 1998-2004), de 2009. Entre otros, ha obtenido el Premio 
Fernando Rielo, el José Hierro y el Premio de la Crítica de la 
Comunidad Valenciana. Sus últimos títulos poéticos son Hijos de Homero
La condición mortal y Siete poemas y dos poemáticas, de 2010. En 2011 
aparecieron las antologías El mausoleo y los pájaros y Devastaciones, 
sueños. En 2012, La muerte universal y Bajo el signo de eros. Además, 
el reciente Cántico erótico. Otros títulos ensayísticos son Pascual 
Pla y Beltrán: vida y obraEnsayos literariosApuntes sobre 
el amorMiguel Hernández: del amor cortés a la mística del erotismo 
La construcción del poema. Mantiene el blog
 Mientras mi vida fluye hacia la muerte y dispone de 
un portal en Cervantes Virtual.




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