Chopin: Polonesa, 6
Luis de León sufrió cinco años de prisiones. Cervantes, otros cinco. Quevedo, también cinco. Miguel Hernández, tres. Boecio, Condorcet, Dostoiewski, Juana de Arco... Cientos, miles de hombres y mujeres semejantes a nosotros. A oscuras, sin comida, entre cuatro "paredes albicantes".
¿Y no resistiremos nosotros con supermercados, televisión, libros, teléfono... siquiera un mes? ¿Qué pensarían de nosotros cuantos sufrieron las cárceles de los nazis?
Tal vez, sacando del mal algún pequeño bien, debamos aprovechar estas penurias para aprender que somos unos privilegiados en este mundo actual tan confortable y acechado por peligros inesperados, que somos más fuertes de lo que creemos, que estamos rodeados de personas y no muebles, que esas personas son tan humanas que pasan desapercibidas, que se lanzan a ayudarnos porque lo llevan en los genes, que los otros somos también nosotros, que el egoísmo solo es la solidaridad del mequetrefe...
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