Ligeti: Lux aeterna
(*) Nota de Penélopa Ulisea:
Dícese que el autor o autora de esta octava irreal conoció al Gongorilla en medio de sus soleares y le cantó las cuarenta al Aladino y sus parias, inspirándole al Lope el sonetazo que luego plagió un tal Qué Vedo sin mis quevedos. Véase la justeza de la traducción (del cordobés al castellano en mi menor). Obsérvese asimismo la riqueza y suntuosidad de las rimas, el apocalíptico fraude versal y el glamour del contexto, tan bien indefinido por el poeto o poeta para no privar al lector o lectriz de su libertad imaginaria y otrosí.
Inventario frugal (*)
Érase una cariátide de cera,
érase una ternura mañanera,
érase una pitufa morenera,
érase una señora de bandera.
érase una señora de bandera.
Érase una tronchada primavera,
érase el despertar de una quimera,
érase una leoncia en su leonera,
érase una lujuria lujuriera.
érase una lujuria lujuriera.
Érase una tetucia tetuciera,
érase una amorosa y dulce fiera,
érase una ardorosa pililera.
érase una ardorosa pililera.
Érase un érase que jamás era,
érase un ojalá que aunque existiera
érase un ojalá que aunque existiera
sería un érase que nunca fuera.
(Wéckerl el rimaor)
LA DULZURA Y SUAVIDAD DE LA MUSICA QUE ACOMPAÑA SU POEMA, HACE MÁS GRANDE, SI ES POSIBLE, SU EXCELSO ESCRITO, SEÑOR.
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