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miércoles, 15 de febrero de 2017

Lo escrito y lo escribible (3)

7.- Según decía anteriormente, todo autor gesta su obra con cierta ceguera y alguna iluminación: con visión y técnica. Lo intuido tiene que ser verbalizado con adecuación. Y para ello son imprescindibles dos criterios o divisas: expresar sustancias memorables y huir de la idolatría retórica.
     Admitamos que el idioma poético es innumerable, indefinible e inclasificable, y el más difícil de aprender. No tiene normas precisas. En cualquier caso, solo una: debe buscar “el nombre exacto de las cosas”. Para ello debe tallar el poema como un diamante. Lo cual requiere el hallazgo de la idoneidad. Idoneidad entre concepto y expresión: y como son indivisibles, la tarea es ardua.
8.-     ¿Cuáles son los temas imprescindibles y cuáles los versos idóneos para expresarlos? La sabia conjugación de pensamiento lírico y palabra expresiva requiere sutilezas que no se improvisan, sino que las asimila el inconsciente poético hasta hacer compatibles y convertir en uno solo el trance y el intelecto, la verbalidad y su musicalidad... Quien carece de la “gracia” natural nada consigue por mucho “esfuerzo” que haga. Dicho de otro modo: el poeta se hace porque nace con los atributos para hacerse y porque rehace continuamente su poema: porque encuentra la idoneidad lírica entre lo que pretendía decir y lo que finalmente dice (siempre que ambas cosas sean categorías universales).
     Y sin embargo, todo ingrediente que parece imprescindible deja de serlo cuando el auténtico poeta no habla al margen de las poéticas, y prefiere dirigirse al poeta en vez de al hombre: