Ravel: Dafnis y Cloe
"La verdadera patria es la infancia", escribió Rilke. Supongo que se refería a que la infancia es nuestra patria chica síquica, esa de cuyos lazos es difícil liberarse para bien y para mal. En nuestra vida todo procede de ella porque es como un ángel o diablo devorador que se traga cuanto hacemos para aplacar su sed de paraísos y desarraigar su hambre de infiernos.
Infante yo, con la inocencia del que nada sabe, semejante a un buen salvaje roussoniano, descubría los mundos, los paisajes, los hombres y mujeres, la sentimentalidad y el raciocinio.
Cayó ante mí la breve relación de Dafnis y Cloe, contada por Longo: y su aprendizaje de la naturaleza de los animales, y la animalidad del hombre, el erotismo y la sexualidad.
Y para más fascinación, escuché luego la música vibrante de Ravel desovillando la aventura infantil de ambos adolescentes.
Probablemente, si volviera a leerla, parecería ingenua por primaria y por su sencillez, en un mundo prosístico que no sabe narrar o narra macarrónicas historias.
Pero cuánta belleza en la imaginación de aquel adolescente contemplando a aquellos otros dos adolescentes perfumando sus vidas como sin duda debió ser en el origen.
Lecturas imprescindibles
Lecturas imprescindibles, 1
Lecturas imprescindibles, 2 (Orwell)
Lecturas imprescindibles, 3 (Saint-Exupéry)
Lecturas imprescindibles, 4 (Hesse)
Lecturas imprescindibles, 5 (Mann)