Orf: Fortuna Imperatrix Mundi
Un monje, conocido hoy como San Gregorio, fue el que consiguió que la Iglesia fuese el único Estado que estaba por encima de todos los Estados y que no tenía que rendir cuentas a ninguno. Afortunadamente, esos tiempos, al menos en teoría, pasaron y el imperio eclesiástico ha tenido que ir cediendo en sus prebendas. Incluso parece que sacerdocio y matrimonio ya no son incompatibles. Pero, ¿admitirá la Iglesia alguna vez que ya no tiene reino en este mundo y que para tenerlo debe servir al ciudadano en vez de maldecir fanáticamente a quien no se le humilla?
Indefensiones
Asómate a la vida
La perspectiva
La inolvidabilidad