Corelli: C. Grosso, 4
Cuando
por fin
mullí
el cojín y la postura,
llamaron
a la puerta.
Bajé
el volumen y esperé.
Volvieron
a llamar.
Ahora
sí, me dije,
vendrá
alguien gritando
que
el tiempo es un agujero.
Y
me hablará del cielo
de
los indiferentes,
del
cielo
de
los que son felices
y
del cielo
de
los que ya no tienen nada.
Se
quedará conmigo.
Y
me hará compañía.
Tendré
que acostumbrarme como si
fuera
un pariente que regresa.
Escuché
muy atento. Salí a ver.
Pero
ya se habían ido.