Ravel: Bolero
Necio es quien se niega a avanzar sabiendo que no puede detenerse ni
retroceder. Ocurre así en la vida como en el arte. El pasado y el presente
son los aprendizajes del mañana; y cuando este se convierte en hoy y ayer
-cosa que sucede a cada instante- deberíamos haber aprendido tanto del Tiempo
como para no repetir más que los aciertos y mejorarlos.
El Progreso no puede ser una derrota; debe ser una
victoria sucesiva. Pero también es necio aquel que no tiene en cuenta que
el Progreso es, en demasiadas ocasiones, un regreso. Lo diré
aforísticamente: la civilización ha destruido la cultura. La civilización
es una carrera hacia el confor físico; la cultura, un confor
síquico.
No basta con convertir las cavernas en ágiles
rascacielos si no se convierte también el espíritu en un paraíso
sicológico. Pero las aventuras modernas de la inteligencia son simples
estrategias para instalar el ocio como un edén. Tenemos más horas y días
ociosos, lo cual trepana la sensibilidad y la musculatura mental. La
enseñanza ya no tiene que ver con la educación. En la diversión ya no
somos el sujeto agente, sino solo objetos impacientes. El hombre
ya no es el sujeto de la Historia, sino su objeto, el de las masas
encumbradas a las órdenes de cualquier mandatario. Para ellos somos carne
de cañón al servicio de sus intereses. Las utopías acaban siendo distopías...
El Progreso es tan inteligente que -simplemente
mediante la mímesis- ha convencido al necio de que la inteligencia
consiste en ser más necio que nadie. Es como aquello de "tonto el que lo
lea", obviando que quien así lo escribe es el primer lector.
Evidentemente, eso implica que nadie se da por
aludido. Y todos seguimos como si nada nos hiciese más felices.
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