Holts: Marte, el portador de la guerra
París, mil novecientos dieciocho.
Durante cuatro años los ejércitos
ingleses, alemanes y franceses,
alineados como para abrazarse
a menos de un kilómetro unos de otros,
excavaron trincheras como tumbas,
se dispararon y se masacraron.
Millones de cadáveres que fueron
animales de extirpe racional
cayeron triturados por la máquina
de la guerra hasta hacerse carne inútil.
Poco después La Bomba resumía
milenios de rencor, y su estallido
era un eco de espadas, guillotinas,
emperadores, césares y hierros,
violencia: necedad inteligente.
Un día seis de agosto, en Hiroshima
gritó la contumacia: “Lo logramos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario