Mozart: Adagio para armónica
- Fiscal: ¡Se le acusa de ser un donjuán!
- Don Juan: ¿Y por qué dice que se me "acusa" y no que se me "califica"? ¿Acaso he cometido algún delito?
- Fiscal: Porque ha estuprado doncellas, mentido a casadas, corneado maridos, desvirtuado a viudas... mandungueado...
- Don Juan: ¿Cómo dice...?
- Fiscal: ... asaltado conventos, vilipendiado castillos...
- Don Juan: ¡Jamás he conculcado ningún derecho a nadie! Yo, señor mío, lo único que he hecho ha sido cumplir con el gran Mandamiento, que es el de dar amor a la prójima, que también es prójimo, aquí, allí y acullá, en un idioma y en otro porque el mío es universal...
- Fiscal: ¿Niega acaso que si alguna vez entró en un templo fue para utilizarlo como fornicatorio? ¿Niega que es un sátiro portador de satiriasis?
- Don Juan: ¡Claro que no! Ningún lugar mejor para lograr el milagro de la comunión de los sexos.., ni para meter el diablo en el infierno, como afirma el ilustre Bocaccio...". ¡Y si los dioses me concedieron la satiriasis, responda el cielo, no yo!
- Fiscal: ¿Niega acaso que a los palacios subió y a las cabañas bajó?
- Don Juan: ¡Por supuesto que no lo niego! ¡No iba a bajar para arriba!
- Fiscal: ¿Niega, desmiente, deslengua...
- Don Juan: ¡Un momento! Como he dicho, y debería bastar, mi misión humana, y tal vez divina, ha sido la de dar amor, amor dulce, que es hielo abrasador y es fuego helado, y solo aquel que lo probó lo sabe..., amor amor amor amor amor (contad si son catorce y está hecho), cinco amores son el endecasílabo más amoroso del mundo...
- Fiscal: Y si no fue forzando, mintiendo y estuprando, cómo consigue usted esa victorias? ¿Cuál es su secreto? Porque no es usted un apolíneo jovenzuelo...
- Don Juan: Siguiendo simplemente la ley universal: que todos necesitamos ser amados y, por lo tanto, amar. Júntese el imán con el hierro y tendrá una hembra ensartada y un hombre ensartador... Luego solo es preciso determinar el territorio... ¡Usted mismo lo ha reducido a su matrimoniazgo...!
- Fiscal: ¡Señor mío, es usted el más egoísta de los...!
- Don Juan: ¡Al contrario: el más solidario! He dado felicidad a la casadera y a la solterona, a la monja que no quería serlo porque prefería que entrasen en su sacristía... a nadie forcé, violé o trunqué, sino que di de comer a la hambrienta y de beber a la sedienta... entregué un trozuelo de mi ser, unas gotas de mí, para amar con amor sellando nuestros triambos deseos... y puedo jurar y juro que no fui yo el de la Julieta ni el de la Melibea, y aunque lo intenté no quiso la dulcineica tobosa porque se empeñó en que calzase la vestimenta quijótica y me venía algo estrecha...
- Fiscal: Y si no fue forzando, mintiendo y estuprando, cómo consigue usted esa victorias? ¿Cuál es su secreto? Porque no es usted un apolíneo jovenzuelo...
- Don Juan: Siguiendo simplemente la ley universal: que todos necesitamos ser amados y, por lo tanto, amar. Júntese el imán con el hierro y tendrá una hembra ensartada y un hombre ensartador... Luego solo es preciso determinar el territorio... ¡Usted mismo lo ha reducido a su matrimoniazgo...!
- Fiscal: ¡Señor mío, es usted el más egoísta de los...!
- Don Juan: ¡Al contrario: el más solidario! He dado felicidad a la casadera y a la solterona, a la monja que no quería serlo porque prefería que entrasen en su sacristía... a nadie forcé, violé o trunqué, sino que di de comer a la hambrienta y de beber a la sedienta... entregué un trozuelo de mi ser, unas gotas de mí, para amar con amor sellando nuestros triambos deseos... y puedo jurar y juro que no fui yo el de la Julieta ni el de la Melibea, y aunque lo intenté no quiso la dulcineica tobosa porque se empeñó en que calzase la vestimenta quijótica y me venía algo estrecha...
- Fiscal: Está usted desvariando, señor mío...
- Don Juan: ¡Cierto! ¡En la variedad está el gusto! Pero que conste que siempre he dado lo mismo: compañía a la dama solitaria, carne a la que padecía hambruna... ¡Y ahora el bien que he hecho quiere imputárseme como un mal? ¿Se me culpa de ayudar a quien no quería casarse y prefirió dejar de ser virgen a fin de ser repudiada por el consorte? ¿De liberar a la novicia de castidades y cilicios? ¿De hacer que la viuda resucitase en mi cuerpo a su difunto siquiera por una hora? ¡He ayudado a ser libres a mis semejantas, que, como he dicho, también son mis semejantos....!
- Fiscal: ¡Usted tiene mucha cara y nos muestra el revés de la historia... Solicito un castigo de 100 días de castidad plena...!
- Don Juan: ¡Bueno, aunque soy inocente, lo acepto; pero debo cumplir la pena en un hospital de ninfómanas...
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