Purcell: Lamento de Dido
17
Ojos como los tuyos los he visto,
amor, en esta tarde junto al río.
Cauces de luz dejaban en los álamos,
mientras el viento deshojaba estrellas.
Y ha caído la noche, y me mirabas
desde todos los ojos de la noche,
porque naces allí donde yo miro
y todo me devuelve tu mirada.
Sólo quien sabe amar se transfigura.
18
Se aproxima el invierno con sus pétalos fríos.
Por las noches escucho al lobo hendir
las tinieblas. El viento trae la brisa
del alejado mar. Tu nombre eleva
torres y talismanes que crecen en mis ojos.
Las estrellas diluyen su fulgor en mi alma
y un diamante de enhebro estriado por jazmines
florece entre mis dedos, junto a las caracolas
que entonaban su música cuando le preguntábamos
al Tiempo qué sería de nosotros.