Schumann: Ensueño
Para qué sirven las Artes
¿Cuántos hombres y mujeres, observando El muchacho azul de Gainsboruch, o el Master Hare de Reynolds, han sentido la vida renacer mientras se les iluminaba el corazón?
¿Cuántos, contemplando La libertad guiando al pueblo de Delacroix, o el Guernica de Picasso, han descubierto su desprecio por las esclavitudes y guerras, más fuertemente, incluso, que al recordar el horror de Hiroshima?
¿Cuántos, leyendo la Elegía de Hernández, han consolado su silencio porque no sabían cómo expresar el dolor ante la muerte de un ser querido?
¿Cuántos, ante la Novena de Beethoven, se han esforzado por vencer la melancolía que inundaba sus vidas?
Para calibrar la importancia de una obra basta con preguntarse: ¿Sería igual el mundo sin Miguel Ángel o Velázquez, Bach o Wagner, Shakespeare o Cervantes?
Para calibrar la importancia de una obra basta con preguntarse: ¿Sería igual el mundo sin Miguel Ángel o Velázquez, Bach o Wagner, Shakespeare o Cervantes?
¿Cuántos han descubierto que en algún lugar de un cuadro, un libro o una partitura hay una respuesta a las muchas preguntas del vivir?
¿No sirve para nada el Arte? ¿No es un camino para llegar a nosotros mismos y hasta los demás? ¿No es cada artista un portador de luz en esa carrera de relevos?