Master Hare
Madre Coraje
El
ébano tallado en carne humana,
prieto
erotismo en su maternidad,
es
un rayo en los ojos, hechizados
por
el fulgor de la belleza oscura.
El
vigor de la vida avanza, témpano
de
bronce alzando breves olas, surcos
y
horizontes esquivos de la muerte.
Qué
chorro de armonía y atavismo
estremece
la sangre, qué telúrico
diapasón
de fugaz salacidad
ante
la enhiesta forma del amor.
El
férreo cuerpo bruñe la belleza
lujuriosa
y feroz, agazapada
en
la ternura del infante, edén
que
pretende salvar la estatua lúbrica
desde
la desnudez e indefensión.
La
plenitud del universo asoma
por
esa estrella que recorre el agua.
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Castillo de Santa BárbaraVan Gogh: Noche estrellada
La rosa inmarchitable