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viernes, 11 de octubre de 2024

El Abrazo Tediato


Purcell: Funerales

Tediata amaba tanto a su pareja que, cuando esta murió, murió con ella. Su cuerpo seguía vivo y clamando por vivir, pero su mente se enterró en una necrofilia contumaz y avariciosa de fidelidad: un mausoleo exconyugal era su domicilio y un terror cotidiano era su compañía. En la lucha entre el eros y el tánatos venció este. Necesitaba abrazos y lujurias; pero las leyes de la carne eran incumplidas y la invadían terremotos síquicos que la desterraron a una soledad eutanasiante o suicidiosa. Sobre su frente, invisible, se leía "Noli me tangere" Y su espíritu se momificaba. Alguien que la amó y a quien amó acabó siendo para ella la personificación de sus miedos: porque aquel amor podía resucitarla, enfrentarla a la vida, que era lo que en realidad temía y de la que se ocultaba en aquel mausoleo.

(Eso es lo que le ocurre, teatralmente, a Tediato, en las Noches Lúgubres de Cadalso; y a muchos corazones encendidos).


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