Mozart: Requiem
¿Qué sería del hombre si el dolor no existiera?
¿Seríamos objetos felizmente inconscientes?
¿Seres con voluntad sujetos de la Historia?
No existiría el arte, que brota del dolor
No existiría el arte, que brota del dolor
de sabernos mortales y anhelantes de vida.
Nacemos al dolor y nos duele saber
que debemos morir. Así, entre vida y muerte,
somos una agonía en busca de sosiego.
Dejarnos invadir por la angustia insidiosa
es condenar el alma a sufrir por su cuerpo.
Pero ¿cómo evitarlo, si somos animales
abocados sin tregua por la Naturaleza
a sentir su aflicción y a pensar su conciencia?
Nos hunde la congoja, nos consuelan edenes
con los que distraemos nuestra infelicidad.
Soñamos paraísos con los que redimirnos.
¿Qué sería del hombre si no tuviera sueños?
Escribimos, pintamos, componemos:
amamos
la vida que nos duele; y al final solo quedan,
manchados con la sangre del esfuerzo,
un cuadro, alguna música, un poema.
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