Hacia el origen
Todo está lleno de luz.
El alma bebe en la sombra
manantiales de sosiego,
y se ve a sí misma, clara
efigie de la verdad.
No sé cómo, la pureza
del agua todo lo envuelve
de transparencias. El cuerpo
se diluye. Todo cuanto
era oscuro es claridad.
Descienden, yo no sé cómo,
los cielos hasta mi frente,
y enigmas, esfinges, dudas
desvanecen sus secretos
no sé cómo, se revelan
como un misterio que alumbra
la eternidad: el instante.
El aire estalla en fulgores
y una gélida fragancia
vesperal invade el mundo
de repente, no sé cómo,
mientras la noche ilumina
los ojos, el corazón.
Todo se llena de estrellas
y renace, no sé cómo,
la infancia: la luz perpetua.
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