Strawinski: La consagración de la primavera
Dicen que poco antes de morir pasa ante nuestros ojos la película de nuestra vida. Peor debe de ser que, una vez y otra vez, pase ante nuestra mente ese telefilme melodramático: los sueños que no se cumplieron, los errores que cometimos, las tormentas en las que naufragamos... Incluso las cosas que creímos hacer bien se tiñen de melancolía y nos muestran que somos un fracaso. No hay ya otro amanecer más que el crepúsculo.
Entonces no nos queda sino levantar muros que nos defiendan, aunque siempre se convierten en celdas, o féretros, o lágrimas: trincheras mientras la vida fluye hacia la muerte.
Yo levanto palabras. De noche, sobre todo, me asomo a las estrellas y me oculto detrás de las palabras para que su contemplación me impida ver que sigo siendo cuanto no quise ser: mortal, dueño de nada, soñador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario