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lunes, 2 de noviembre de 2020

La isla de los muertos.

 


Rachmaninov sufrió terribles depresiones. De una de ellas se sobrepuso gracias a su Segundo Concierto para piano, probablemente el más interpretado entre los de su género (Pulsar: Rachmaninov)
La visita de los fantasmas de la melancolía era natural en él. Cuando conoció los cuadros de Boecklin compuso el poema sinfónico La isla de los muertos.
Este es el comienzo, con la orquesta esforzándose por resaltar el lúgubre sonido del leitmotiv:




Escuchemos el pausado dolor que sintió Rachmaninov al evocar la muerte y su visión en los cuadros de Boecklin:


Y, una vez más, oigamos cómo los remos de Caronte llevan un ritmo más veloz, como si tuviese prisa por cruzar la laguna Estigia:

El sostenido crescendo da paso a una enérgica divagación, antes de regresar al leitmotiv de los remos, que mueren, como las olas, al llegar a la isla. La siguiente es una grabación histórica del propio Rachmaninov en 1929:

Aquí, la música con los cuadros:

Por último, la orquesta en directo, incluyendo la presencia sonora del público que, finalmente, viendo que nadie hace caso de su impune coro de toses, interviene aplaudiendo.
 

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