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martes, 10 de noviembre de 2020

Matar al perro y acabar la rabia

 
Satie; Ginnopedie


Nuestras vidas son un almacenamiento de contagios de todo tipo: aprendemos a hablar por contacto con los hablantes, nos alejamos de determinadas personas porque con su contacto nos degradamos. Eso es todo. Nos acostumbramos a lo bueno y huimos de lo malo. 

Como todos los males, el del virus tiene un único remedio: la prevención, la eliminación de la causa.

No es el virus un monstruo que nos acosa desde la Naturaleza (otra cosa es si se ha engendrado por el abuso que el hombre ha hecho de ella). Nace de lo que más aprecia el ser humano: la convivencia, y convierte al otro humano en un aparente enemigo. Hoy acercarnos a nuestro hermano social es contagiarnos y contagiar. De manera que evitar el contagio es la única solución: y esto, que parece tan claro y evidente, es lo que malexplican las autoridades al no decir solamente lo esencial: 

1 - Si estamos a dos metros de distancia o con mascarilla el virus no salta de un ser a otro y muere "de hambre".

2 - Por lo tanto, estemos en todas las ocasiones a dos metros y con mascarilla. Cumpliendo esas dos necesidades estamos cumpliéndolas todas.

3 - Todas las otras consideraciones (si a una hora u otra, si en un lugar o en otro...) están implícitas en la anterior; enumerarlas es distraer de esta. 


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