Aunque Cervantes dice -otros afirman que ya lo había dicho Plinio- que no hay libro malo del que no se aprenda algo bueno, porque el saber no ocupa lugar, no lo creo. Todo saber ocupa el espacio que impide ocupar a otros saberes más sabios. Así que hay que abandonar los malos libros y aprender esencias en los buenos, no circunstancias; que una cosa es la cultura y otra la erudición de lo inculto.