Una cosa es conseguir el triunfo inmediato y efímero con cuadros, poemas o novelas: para ello solo es preciso someterse a la preceptiva del momento o de la época, o hacer chirriar la sabia tradición con experimentalismos disentéricos: hablar en necio para que te aplauda el necio.
Más difícil es quedar en la historia de la Poesía, o del Arte por haber creado una obra señera.
Pero el verdadero triunfo consiste en permanecer en la Historia del Hombre: para esto es imprescindible descubrir con el propio arte una caverna del corazón, o un paisaje mental que lo enriquezca.
Pocos son los que se esfuerzan en esta tarea, y demasiados los que se contentan con aquella.
Pocos son los que se esfuerzan en esta tarea, y demasiados los que se contentan con aquella.