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lunes, 29 de agosto de 2016

Sobre la inexistencia de la muerte

Rachmaninov: Preludio


Anoté hace unos días que la población humana de la Tierra ha sido, hasta ahora, de unos cien mil millones ("de cadáveres", agregaba); añado ahora que el número de células del cerebro humano es, también, y coincidentemente, de cien mil millones, la misma cifra de estrellas que se contienen en nuestra galaxia, la Vía Láctea. 

Qué notable azar: eso nos lleva a considerar que existe una estrella por cada hombre o mujer muertos y por cada célula cerebral de un hombre o mujer vivos. ¿Resultará verdad que cuando morimos nos vamos "al cielo" convertidos en astros, y que ese cuentecillo infantil no es solo una fantasía consolatoria? ¿Seremos todos presuntos catasterismos, a la manera de la mitología griega? ¿Ocurrirá igual en las otras innúmeras galaxias?

¿Tal vez la muerte es el agujero negro que nos conduce a otra dimensión y allí continuamos existiendo? ¿Tampoco será una fantasía aquello de "la comunión de los santos"? 

¿Quién tiene memoria cósmica que pueda responderme? ¿O también se cumplen aquellos versos que dictan que "la muerte es una puerta / tras la que abandonamos los recuerdos / para entrar, transparentes, en nosotros"?