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viernes, 4 de diciembre de 2015

Autoanagnórisis



Shostakovich: Cuarteto nº 8


Autoanagnórisis

En la penumbra de la habitación,
bajo el destello del atardecer,
abro un libro. Su verbo me sumerge
en un retrato que parece el mío
y se convierte en el autorretrato
que no supe trazar y me define.
Y me pregunto: ¿qué
nos dice todavía, después de años y siglos
un libro, y por qué los otros pasan
al olvido? Sin duda es su elocuencia
universal e intemporal, su sabia
mirada al corazón 
del hombre en su esencial identidad.
Es esa su nobleza, su grandeza:
haber sabido descifrar los rasgos 
distintivos del alma
y decirlos con la palabra exacta y sobria
desbrozada de circunstancia, y darle
la cadenciosa simetría, el mágico
fulgor del fuego, el roce
de la absoluta idoneidad. Qué esfuerzo
el de ese espejo que nos da la imagen
del que somos. Por eso cada hombre
se reconoce en él. 
                                 La tarde ya anochece 
y cierro el libro. Es como  
si fuese yo la pluma que lo ha escrito.