Schoenberg: c. 2
Solo quien dice lo que siente puede hacer sentir. Convertimos los sentimientos en pensamientos y estos estructuran nuestra personalidad; y esta nuestra escritura. Primero, el corazón; luego, la razón ordenando su palabra. (Mejor si son simultáneas ambas actividades). Que nos atrevamos a darla a conocer es un temerario acto de valor o de humilde solidaridad.
El sentimiento nos une; el pensamiento nos separa con demasiada frecuencia.