Ketelbey: En el jardín de un monasterio
De manera que, para no extenderme, con esas premisas y con la relación de hechos que hacen que la Historia sea una sucesión de guerras separadas por ruinosas treguas, pocas conclusiones podemos extraer que no sean semejantes a la de que el mundo no es lugar para vivir. ¿Quién construirá un mundo alternativo en el que hallar paz y sosiego, templanza y porvenir, deseo de que la existencia continúe? Solo aquel que edifique su hogar en un lugar llamado corazón.