Durante casi
dos horas, por la tarde, los alumnos que así lo han decidido -casi todos- han
visto El planeta de los
simios, la gran película
especulativa de Schaefner / Heston basada en el épico-lírico libro de Pierre Boulle. Este dato lo
recuerda, al día siguiente, Andrés.
Y añade:
- La moderna
versión trata de monos, y esta de hombres.
- Profesor: Gran diferencia. ¿O
no?
- Andrés: Esta te hace pensar,
siguiendo el libro. La otra te invita a que no pienses, como, según mi padre,
hacen los políticos.
- María: Lo que más me ha llamado
la atención es la frase que dice el protagonista: que estaría dispuesto a
lanzarse a un volcán en erupción si eso le asegurase que iba a comprender algo
nuevo.
- Profesor: Sin duda es una exageración; pero no
tanto. En realidad casi todos cuantos han pretendido ir más allá del saber
establecido en su tiempo han dado su vida por ese nuevo
aprendizaje.
El profesor
apunta que el mundo podría dividirse en dos grupos: los que piensan y los que
se esclavizan al pensamiento de los demás: los que biempiensan hacia el futuro
y los que malpiensan desde el pasado: los progresistas y los retrógados. Y que
la Historia es una alternancia de unos y otros. Lo cual ha producido que la
Historia sea, también, una sucesión de guerras separadas por treguas.
- Es difícil
desacomodarse de una forma de vivir a la que te has acostumbrado: tienes que
cambiar tus principios, costumbres, leyes... y resulta más fácil continuar sin
cambios: sobre todo cuando nos excusamos pensando que todo es un error y
cualquier cambio no cambiará nada.
Se apagan las luces: Lo que ahora ven, durante cinco minutos, los estudiantes es
un fragmento de La herencia
del viento, de Stanley
Kramer, sobre lo que se llamó el "Juicio del mono", que tambaleó
la sociedad americana porque se prohibían las enseñanzas de la Teoría de la Evolución. En el film Spencer Tracy defiende la libertad de
aprendizaje.
- Profesor:
En la anterior película hemos visto una distopía (Pepa lee en el Diccionario: visión
catastrófica del futuro, contrautopía): un mundo en el que se le ha dado la
vuelta a nuestro presente: el hombre procede del mono y está esclavizado por
él. Si cualquier cambio en vuestra rutina os enfurece, imaginaos aquellos que
atañen a los principios de una sociedad que hasta hace un siglo se creía dueña
del universo, protegida por un Ser Superior llamado Dios: le decís de repente
que es hija de un animal y vive sobre una piedra lanzada al azar -entre otras
miles de millones- por no se sabe qué gigante estelar y juguetón que hace
malabarismos con ellas o tiene un plan secreto. ¿Quién no se conmocionaría
ante esa teoría o realidad, cuando incluso la ficción del cine
aterroriza? ¿Cómo no van a ser perseguidos los renovadores del
pensamiento, si el mismo Sócrates fue “asesinado” por el noble hecho de
enseñar a pensar?
- María: ¿Y tú qué piensas, profe?
- Profesor: Lo que yo piense no es más que otra opinión, no una
creencia infalible. El pensamiento se renueva cuando se actualiza la información. ¿Quién
podía prever que el fuego, la rueda, o Marx, cambiarían la sociedad? Pero fijaos en
estos cuatro hechos o premisas, y sacad conclusiones sobre el camino hacia la
libertad:
1) Se deduce de Copérnico:
si la Tierra no es el centro del universo, tampoco el hombre vive en el centro
del cosmos; y, por lo mismo, Dios no es el eje universal que
vertebra cualquier infinitud y eternidad, sino un Alienígena más.
2) Viene a decir Darwin:
si el hombre es hijo del mono, el Gran Padre Dios también es El Gran Simio.
3) Dice Freud:
el hombre no es plenamente dueño de su mente, sino que su voluntad está
determinada por el Gran Inconsciente, el árbitro arbitrario del vivir.
4) Ahora el Papa,
al decidirse a abandonar su cargo, del que solo la muerte puede -podía-
liberarlo, está proclamando que es posible desobedecer a cualquier Divinidad
porque no existe la
infalibilidad del Gran Dios, o el Gran Simio, o el Alienígena, o la Iglesia.
¿No es el definitivo hachazo a las milenarias dictaduras, si todas las
dictaduras tienen su fundamento en la inefable infalibilidad del dictador?
¿No acaba el Papa de partir en dos la Historia? Hasta hoy hemos
vivido la prehistoria del Hombre (la dictadura teocrática); desde
hoy solo queda que el ser humano sepa convertirse en un Gran Hombre: para sí
mismo y para los demás. Y eso no os lo dará más que un libre y responsable
aprendizaje, forjador de vuestro criterio independiente. De vosotros depende
ser padres o hijastros de ese Porvenir.