Brahms: Primera, 1
Pocas veces logramos olvidar que el mundo tiene, exacta, la estructura que cada uno le damos -procurando (no) incluir la autoinculpabilidad-. Juntamos cuanto nos ocurre, unimos las cosas que tememos y anhelamos, y concluimos que ayer, hoy y mañana son consecuencia de los otros o del azaroso azar; nadie admite que solamente es él quien construye o destruye su existencia, que su conducta afecta a la de todos y entre todos hacemos que este mundo se parezca a una lágrima. Todos nos proclamamos inocentes.
(Esto no es un poema: es una crónica).
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