Escrito para ti
Me hace feliz que tengas tu mar cerca,
su sonoro esplendor como constante
presencia de tu vida.
Amo ese mar que nunca he visto
y que apenas conozco en lontananza.
Me encariño con todo lo que tocas:
tu pluma, el teclado que acaricias
cuando escribes tus versos;
amo también las escaleras
por las que te deslizas los domingos
para desayunar con tertulianos.
Tengo todo de ti: tu amor, tu tiempo,
el que robas al sueño para hacerme
requiebros y regaños y exigencias
descomunales. Y hasta me enamoro
de tus dulces arrojos,
a la vez cervantinos y tiránicos,
que me enloquecerán, tal vez, un día.
Y eso es lo extraño: no me importa
si eres así o de otra manera
o lo que piensas de esto o aquello:
solo me importa que me quieras
y me lo digas de mil modos.
Conmigo están todas tus cosas:
el mar, su olor y las estrellas
de tus noches, las luces matinales
los pájaros, la brisa, las canciones,
la música prohibida, lo que crees
y todo lo que sientes
cuando escondes besuvios entre versos.
Tengo absolutamente todo.
Solo me faltas tú
para hacerte feliz a cada instante.
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