Obsérvese: en los poemas líricos perdurables no hay circunstancias, sino esencias. Eso es lo que he defendido toda mi vida: la poesía sustancial, la que desprovista de abalorios atañe al corazón de cualquier ser humano de cualquier época, desprovista de argumentos y filosofismas. La poesía es la filosofía desprovista de silogismos: una conclusión emocional nacida del pensamiento oculto irracional y racionalizado. Y ahora caigo en las palabras de El licenciado Vidriera:
Preguntóle otro estudiante que en qué estimación tenía a los poetas. Respondió que a la ciencia en mucha; pero que a los poetas en ninguna.
Replicáronle que por qué decía aquello. Respondió que del infinito número de poetas que había, eran tan pocos los buenos que casi no hacían número, y así como si no hubiese poetas no los estimaba. Pero que admiraba y reverenciaba la ciencia de la poesía, porque encerraba en sí todas las demás ciencias: porque de todas se sirve, de todas se adorna, y pule y saca a luz sus maravillosas obras con que llena el mundo de provecho, de deleite y de maravilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario