con un libro en la mano mojada de crepúsculo,
sin ningún sufrimiendo ni dolor,
preocupación alguna ni ansiedad,
ni ambición ni nostalgia,
sabiendo que otros libros esperan en las baldas,
-pero nadie me espera a este lado ni al otro-
y que cuando la muerte se aproxime
será sin hacer ruido...
qué feliz la batalla de la simple existencia
aguardando el murmullo de la noche y la nada
cadenciosas y fijas debajo de los astros...
y que cuando la muerte se aproxime
será sin hacer ruido...
qué feliz la batalla de la simple existencia
aguardando el murmullo de la noche y la nada
cadenciosas y fijas debajo de los astros...
Versos hermosos, aunque muy tristes, de una serenidad inventada. Parece un poema astral de Leopardi: guiando nuestra existencia, "la noche y la nada".
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