Miguel Hernández y Saint-Exupéry: vidas paralelas
MIguel Ruiz Martínez
Fundación Miguel Hernández. Octubre, 2022
Un ejercicio de glorificación es este libro: la de Miguel Hernández y Saint-Exupéry. Su autor, Miguel Ruiz Martínez, con la pasión de un amour fou por ambos escritores, no se ha atenido a los cánones y ha escrito una oda elegíaca o una elegía hímnica en forma de ensayo que parece una novela o un relato camuflatorio de capítulos ensayísticos, todo ello con una prosa limpia de prosaísmos y plena de lirismo que deja en el lector un acorde poético en el que no estorban las notas de erudición, bien dosificadas y sin que parezcan tales.
El autor halla semejanzas y paralelismos entre Perito en lunas y El principito -y otros títulos de sus autores-, señalando y parafraseando episodios de ambas obras: tal vez en fiera y desigual batalla, puesto que los contendientes -aunque aquí no hay enemistad sino amicismo- son una obra de aprendizaje e iniciación a la vida literaria, Perito, y otra de recapitulacion dulce y amarga de la existencia, Le petit Prince.
Perito en lunas, para quien esto escribe, es la osadía de un aprendiz que entendía la escritura como un ejercicio de dificilidad expresiva en vez de como consecución de la difícil facilidad, y que luego sería un admirable poeta, mientras que El principito es un gran poema en prosa o, como querría Kipling, "el cuento más hermoso del mundo". El resultado es una hagiografía de ambos autores, cuyo paralelismo estaría más equilibrado si a Hernández lo representase el Cancionero o las "Nanas de la cebolla".
En definitiva, la obra es una exposición en la que se van alternando fragmentos de identidad de un "aviador escritor" y de un "pastor poeta". Y es este paralelismo el que llama la atención: la concomitancia de unos episodios con otros le parece al lector arbitraria o caprichosa, aunque sea causa de la poesía que se desprende y consecuencia de la vena novelística o relatora de Miguel Ruiz, creador de unas páginas menos de estudio que de recreación y homenaje con las que, curiosamente, el lector conoce mejor a los dos autores recreados. Este es el mérito de su aventura literaria.
Siempre he amado la literatura comparada. Esa atracción me acerca afectivamente a este libro. En él se produce una urdimbre de varios elementos, concertados como imanes que se atraen, se novelizan y lirifican hasta construir dos vivencias, más que vidas, paralelas: una invención anfibia en la que Saint-Exupéry y Hernández, y sus obras, se encuentran y desencuentran por magia de la pluma poética, sobria y telegramática que los vivifica.
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