Toda obra artística atraviesa dos partes: el proceso creador y el proceso divulgador. Al autor solamente le importa la primera, la distancia que hay entre el empujón que siente desde dentro hacia fuera -es decir: la vislumbre y escritura de su sentimiento-pensamiento; ahí acaba su estar en el poema. La segunda parte le pertenece a la divulgación; y no es que el autor se desentienda de ello, sino que simplemente se aparta y deja que los demás sean quienes lean, aprecien o desprecien. La creación es una; la interpretación, múltiple.
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