Hopper: Noctámbulos
Bajo el tedio infinito
Cuando se queda solo
el hombre, sin fronteras
que derribar, ni sueños
en los que renacerse;
y cuando
ni teme ni idolatra,
cuando desaparece
todo lo que no es él
y se encuentra a sí mismo,
esencia y circunstancia
de su desolación o su alegría,
entonces se pregunta
si no fuera mejor haber vivido
ignorante, inconfeso
hasta el fin,
y conocer la muerte
sin saber la verdad.
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