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sábado, 11 de septiembre de 2021

Palabras para un lector.

Rachmaninov: C. piano 2

Querida Desconocida:

En vez de comentarte tu escrito, como pides, anoto algunas cosas que tal vez te parezcan de interés. Porque ni poseo la verdad, ni aunque poseyera alguna trataría de imponértela; tampoco quiero -ni debo- ser injusto: tal vez seas un genio incomprendido y yo uno de los que no comprenden ni quieren comprender. Acaso esto te sirva. 
     1.- Hay quienes no tienen más que ingenio: son chistosos, joviales, simpáticos ... porque poseen un carácter optimista o porque su pesimismo empuja su inteligencia a manifestarse con algún tipo de sarcasmo. 
     2.- Aplicado a la escritura, ese trasvase de la personalidad suele ser un error, porque pocos pueden transformar noblemente el dolorido sentir de Garcilaso en el sufriente reír de Quevedo. El ingenio tiene poco que ver con el genio: este puede ser ingenioso, como el de Cervantes; aquel pocas veces se remonta desde la chistedumbre: se queda en un simple Avellaneda.
     3.- Entonces se confunde el juego de las palabras con la búsqueda de la palabra fértil, la creencia de que el escrito enriquecido con extravagancias es mejor que el texto que enriquece a los lectores con el contenido profundo y expresado con léxico cotidiano, pero denso. Cuando haya que neologizar, neologícese porque la sensatez lo exige; pero embarullar la dicción como método es un error. La finalidad es aclarar lo confuso, no confusionar para ser admirado como poseedor de grandes estrategias sin  sentido.
     4.- Góngora necesitó un lenguaje nuevo porque su nuevo mundo -el de la belleza para paliar la fealdad de este- no podía expresarse de otro modo, con abalorios viejos: era un creador, no un loco, como algunos dessesudos lo han tachado. De Mallarmée se dice que primero escribía llanamente y luego tachaba hasta hacer ininteligible su escritura. No es cierto: también era un creador. Y todos los creadores han tenido como oponentes a los acomodados en su biempensancia: han enviado al ostracismo a quienes hacían peligrar su existencia. Así, Mozart, Beethoven, Wagner... lo que no excluye el hecho de que el río revuelto sea aprovechado por los pescadores sin anzuelo digno, como el de los falsos innovadores de las vanguardias, experimentalismos ... 
     5.- En definitiva: cuando nada se tiene que decir, hay que callar; cuando el silencio es más doloroso que el corazón y la razón, estos acaban encontrando su decir exacto; incluso en este caso, es mejor un escueto pensamiento que 17 ocurrencias.     


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