Sibelius: Vals triste
Cuando miré hacia donde estabas ya no estabas. Hubiese querido caminar junto a ti, rozar, tal vez, tu mano.
Ya sé que solo puedo soñar contigo, y que no me queda sino detener lo que siento, saber siempre lejana tu piel esquiva y lúbrica, ahogarme entre los besos que jamás podré darte y que inundan mi pecho como un fuego con forma de diluvio, abrazarme a mí mismo como si te abrazase.
También sé que tu vida tal vez me dé la muerte.
Quisiera, una vez más, contemplar tu encendida sonrisa.
Si preguntas quién soy, te diré: soy aquel que has creado. Te diré: ¿qué criatura no ama a su creador?
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