Muy Señor suyo:
Ni demérito ni mérito mío es que algunos lectores se identifiquen con alguna entrada, estén de acuerdo o discrepen de ella. Libres son de recomendarlas y de desertar de este blog. Cierto es que no muestra mucha madurez de criterio quien se suma y se resta como seguidor o recomendador según le venga en gana.
Aunque todas las personas, por principio, son respetables, no ocurre lo mismo con las opiniones, sobre todo cuando estas saltan caprichosamente del sí al no; y si alguien pretende utilizar un blog ajeno para verter las propias consideraciones, no sé por qué no tiene a bien trabajarse un blog propio.
Agradezco las lecturas y correos. Pero no es aceptable el chantaje de quien utiliza su seguimiento, deserción o recomendación para tratar de imponer temas, tonos o cualquier otra cosa.
En una entrevista reproducida en este blog, decía yo a la autora (pulsar: Ekaterina Kucherova) que no escribo para que me lean; y es cierto: pero tampoco para que no me lean. Así que, una vez independizado de lo escrito libremente, ¿por qué no tener en cuenta al lector y ofrecérselo de una manera idónea?
¿Somos libres para equivocarnos o tenemos la obligación de acertar?
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