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viernes, 7 de octubre de 2016

La fecha de nuestra muerte

Malher: Adagio V, transcripción piano

¿Por qué damos a la muerte el significado de fin absoluto y no el de metamorfosis, o umbral para otro espacio y otro tiempo? 

¿Es el cuerpo el receptáculo único, o provisional, de la mente? 

¿Es la mente una energía incorpórea, o también es una materia desconocida, y no clasificable, para nosotros? 

¿Ser mortal significa dejar de existir? ¿Cuándo cesa la conciencia? 

¿Acaso somos nada más que material fungible, un proyecto de cadáveres, o abandonamos estos para entrar en otra dimensión? 

El universo es tan inmensurable que la muerte como acabamiento no tiene en él cabida, y contradiría su infinitud. 

Si existe una Conciencia Inteligente que desarrolla un Mundo Expansivo, ¿por qué no seguir la misma causalidad consecuencial y considerar que la vastedad del universo admite la coexistencia de cuanto ha vivido, y que esa reencarnación hace posible una nueva edición, corregida y aumentada, de este libro de vida insatisfecha que somos? 

Eso no nos evita la angustia de sabernos mortales, pero permite la esperanza de que no haya un final definitivo. 

Y si lo hay, ¿qué?