Wagner: Parsifal
Ser amado con tan grande amor que el amor sea el que nos salve.
Esa podría ser la divisa de muchos seres que no creen en sí mismos, de tal manera que, considerándose indignos para sí y para el mundo, necesitan la aceptación amorosa ajena para perdonarse y escapar del laberinto.
Este es, en buena medida, o me lo parece, el tema central de las grandes obras de arte: la redención por amor.
Así es en muchas óperas de Wagner, o el Fausto de Goethe; y así, más modestamente, es en el Don Juan Tenorio de Zorrilla, por ejemplo: Senta, Margarita y doña Inés son las salvadoras: el eterno femenino redentor.
Curioso -o lógico- que en un mundo machista sea la mujer la liberadora del hombre. (Claro: que el hombre siempre podrá decir que es él el diseñador de esa invención; tampoco faltará quien diga que Jesucristo era en realidad Jesucrista).