Pepe Calvo: La dama de los globos
Apunte para una dama
Tendida como un barco, con los ojos ausentes,
tal vez soñando estrellas o edenes imposibles,
enamora la dama los ojos que la miran
y despierta erotismos más allá de la carne.
El firmamento alzado sobre la oculta bóveda
diluvia un espejismo que cristaliza en labios,
pómulos nacarinos, cuello que se derrama
como un ebrio torrente fluyendo hacia el enigma.
Su cuerpo de topacio ceñido por el rojo
clavel de la mañana, tejido como clámide,
oculta el bello cuerpo mientras grita el silencio.
¡Qué beso dejaría como una estalactita
hundiéndose en las sombras que dan luz a la vida: