Smetana: El Moldava
Sobre el Pisuerga derramaron lágrimas para que acrecentase su caudal. Pero el amor transfiguraba el agua en manantial de besos y susurros.
La oscura noche y el piafar del viento, frío como una herida de cuchillo, penetraban hasta sus corazones trotando por el páramo del pecho.
y te devolveré tus labios yo".
-"Déjame que me quede con tu boca,
pues te entregué la mía para siempre".
Y como las palabras no son actos cuando no las pronuncian cuerpo y alma, los dos rodaron por la verde orilla en abrazo coital interminable.