Bartok: Microcosmos
HACER EL EQUIPAJE Y PARTIR
No
nos convocaron los días
para
la lucha.
Sólo
de camino supimos
nuestro
destino; fue en diciembre
la
confirmación del engaño.
El
guerrero traía en el recuerdo
precintada
la paz de las orillas,
sentía
el roce de sus dedos
antes
de que la estela de platino
donde
dejó su nombre
declarara:
se desveló el secreto.
Nada
era frío en aquel gesto
de
humildades eternas
que
escondía bajo la ropa
el
eje de las estaciones.
Luego
ante nuestros ojos
Hilos
de plomo enhebraron la noche
y
no supimos a dónde el camino.
Largos
los días
la
luz nos dio la espalda
y
extraviamos el atlas
que
teníamos aprendido:
de
qué estación partir para el regreso
sino
de la del cuadrilátero.
Los
cuerpos que allí se encontraron
levantaron
mudos el escenario
del
combate y armados por la noche
descubrimos
que una derrota
es
todas la derrotas.
© Elda
Lavín