He descubierto algo mágico: al conectar el rúter al televisor -porque en este solo hay diluvios de basura- me ha aparecido You Tube; y en él innumerables vídeos de todas las especies.
He podido escuchar y ver hasta una docena de diferentes interpretaciones de la misma sinfonía, sonata...: se acabó el sustituir el dvd para encontrar los matices de los otros directores y orquestas.
Qué maravilla, el rumor de la música. Ya no maldeciré el progreso de la tecnología espacial aplicada a lo cotidiano.
Qué maravilla, el rumor de la música. Ya no maldeciré el progreso de la tecnología espacial aplicada a lo cotidiano.
Lo único que siento es que ya no puedo dirigir, como mientras escuchaba Radio Clásica -cuando aún era clásica su música-, la invisible orquesta que yo solo veía. Me entusiasmaba hacer brotar lo mejor de los músicos con mis aspavientos contenidos, y quemaba muchos demonios desjarretándome entre batutazos o acunando la orquesta.