Visitas

Seguidores

martes, 17 de julio de 2012

Asesinatos justos


Lo seguí simplemente, sin cuidado ninguno. Disparé con solaz, como si cazase un antílope. ¿Para qué iba a preocuparme? Hubiese despertado las sospechas de un mundo que se siente culpable y necesita perdonarse asistiendo a culpabilidades mayores que las suyas. 
Cuando los noticiarios y otras fantasmagorías difundieron la noticia fui propuesto al Nobel del Fija, Limpia y Da Esplendor Universal por haber librado a la Sociedad Lectora de una pluma tan podredumbrosa que había engendrado tantos ciegos.