Albinoni: Adagio
Llega la edad ligera. Miras cómo
se va acabando el horizonte que aún
podrás divisar. ¿Qué has hecho? ¿A quién
le ha reconfortado tu existencia?
¿Quién te recordará? ¿Cuántos te aman
y a cuántos has amado de verdad
dándoles vida, haciendo sonreír
su tristeza, elevando su alegría?
¿Hubieras dado acaso
tu vida por salvar la de otros hombres?
¿Te has entregado alguna vez tan solo
por el placer de darte?
¿Eres creador de un libro, un hijo, un árbol?
Tu legado, ¿cuál es? ¿Diste consuelo?
No sabes ni por qué naciste ni
por qué debes morir. El mundo
sigue igual contigo que sin ti.
Lejos queda el pasado, y el presente,
Lejos queda el pasado, y el presente,
más que fuego, es ceniza.
Los párpados del sueño
crearon utopías: ¿acaso te esforzaste
para que fuesen realidad, o acaso,
por creerlas inalcanzables, diste
tu derrota como un escepticismo
y una premisa para los demás?
¿Quién eres? ¿Y qué harás mientras recorres
el camino que aún tienes
que andar hasta el ocaso?
Sal de tu corazón, mira el ajeno
y palpita con él:
porque la vida es más que ver vivir.
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